La locutora del informativo
de TVE1 recitaba con entusiasmo el titular de la gran noticia del
día: “Apresada peligrosa banda de banqueros internacionales en un
paraíso fiscal del Caribe...Las pesquisas del detective privado Pere
Marlone condujeron a la Interpol a la captura de los integrantes de
la corporación mafiosa Los Financieros. La peligrosa y
escurridiza banda está integrada por 50 banqueros, brokers,
operadores cambiarios, promotores inmobiliarios, corredores de
seguros y políticos. La banda operaba en 10 países de la OCDE y
algunos de América Latina. Los Financieros son perseguidos
por Interpol desde hace cuatro años y están acusados de estafar más
de 500 mil millones de euros a clientes individuales, corporativos y
al tesoro público de varios países...”
...Bzzzzzzzzzzzzzzzzbzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzbzzzzzzzzzzzzzzzzzzbzzzzzzzzzzzzzzzzzbbbbzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzbzzzzzzzzzzzzzzzzzbzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz....
¡Plaff! El manotazo contra
la mejilla derecha me sacó del duermevela, pero el miserable insecto
se elevó velozmente hasta el techo. El sueño de una noche de verano
se había esfumado y lo que seguía allí no era el dinosaurio de
Tito Monterroso, ni la rosa de Coleridge, sino la amenazante,
diminuta y negra figura de un mosquito.
Me acaricié la mejilla con
el dedo índice y percibí una roncha de dimensión respetable.
Picaba y ardía. Lancé una mirada de odio al insecto que, a su vez,
me escrutaba desde el techo. Durante largo rato estuvimos mirándonos
sin pestañear. Por la dimensión de la roncha calculé que el bicho
tenía que estar lleno de mi sangre, lo cual debía de hacerlo lento y
pesado. Me propuse acabar con la alimaña. Sin perderlo de vista,
estiré el brazo para tomar una toalla colgada sobre el espaldar de
una silla cercana. Entorché la toalla y de un salto me lancé hacia
arriba y solté un potente latigazo contra el techo.
Se escabulló. El color
blanco de la habitación me permitió detectarlo sobre una pared
lateral. Me recosté en la cama y analicé mi golpe. No, no estaba
tan lento el bichejo. Observé que se desplazó más lejos de mi y se
posó en la pared más extrema. Tomaba distancia. Volvió a subir al
techo. De pronto, lo perdí...
Inspeccione las paredes
blancas y desnudas y rastreé el techo. Por cierto, no sería mala
idea arreglar esas grietas en la pintura que no había notado hasta
ahora. La decoración minimalista no era tal, sino una
despreocupación casi absoluta por lo accesorio ¿Dónde se escondió?
¿Se camufló?...¿Cómo? ¿Dónde?...Me puse en guardia mientras
yacía...Me concentré en el oído. Me imaginé que mis orejas
crecían hasta tener el tamaño de las de un elefante. Era todo
oídos. Cerré los ojos. Mis orejas eran ahora como dos antenas
parabólicas de esas que captan los sonidos del universo...Y apareció
el zumbido. Venía de la derecha. Se acercaba. Tensé el brazo y así
con firmeza la toalla entorchada. El insecto pasó rozando mi nariz a
la velocidad del rayo. Apenas pude reaccionar. Volvió al
techo...Percibí su sonrisa burlona y fachendosa.
Miré el reloj. Las siete y
cuarto de la mañana, pasadas. Llevaba en el pulso con el mosquito
desde que la claridad entró por la ventana. Encendí la radio en el
canal clásico. Música apropiada para el desarrollo del psicodrama
filosófico “Marlone contra el mosquito”...Tenía que acabar con
ese insecto. Pensé en el general Sun Tzu y en el Arte de la Guerra:
conoce a tu enemigo como a ti mismo. No te impacientes. La guerra es
el arte del engaño...¡Ajá!
Visto desde la perspectiva
del mosquito, yo era un inmenso ser puesto en este mundo por el Dios
de los mosquitos para servirle de alimento a su especie. Según este
encuadre, el mundo era de los mosquitos y como apetitoso bocado, poco
me diferenciaba de una vaca, un caballo o cualquier otro mamífero de
sangre caliente. Pero no. El Dios de los hombres, dicen los libros
sagrados, creó el mundo para nosotros los humanos. Somos los reyes
de la creación. Y este insignificante mosquito está predestinado a
perecer. No hay espacio suficiente para los dos en esta
habitación...O él o yo..No hay alternativa.
La reflexión
antropocéntrica me llenó de vitalidad. Me erguí de un salto y la
emprendí a toallazos contra el mosquito. Una y otra vez el insecto
se escurría, desplegando maniobras aeronáuticas inverosímiles
¡Menuda performance! Luego de corretearlo unos minutos, volví a
recostarme, jadeante. Ahí estaba. Me miraba desde el techo. Oía sus
carcajadas. Me sentía ridículo, molesto e impotente...Yo, el Rey de
la creación...”Si no conoces a tu enemigo ni te conoces a ti
mismo, perderás una y mil batallas”, decía el general Sun Tzu. Y
seguía: “no odies a tu enemigo, porque te ofuscarás”.
Obviamente estaba perdiendo
los papeles...y la guerra. Decidí cambiar de estrategia. Me dirigí
hacia la ducha. Dejé abierta la puerta de la habitacion y la del
baño. Cerré el habitáculo de la ducha y abrí el grifo de agua
caliente.
Sentí que estaba ahí
mientras me enjabonaba. Abrí la portezuela de la ducha y asomé la
cabeza. El vapor de agua se condensaba en el aire. Pensé en
Hitchcock y en la famosa escena de la ducha. Me sentí observado.
Como si el Gran Hermano de Orwell me estuviera escrutando desde su
sala de control ¿Sería el mosquito un elemento más del guión para
generar en mi algún tipo de respuesta como en el Show de Truman?
Mientras el agua disolvía
el jabón de mi cuerpo pensaba en el tipo de sociedad que tendrían
los mosquitos ¿Tendrían clases sociales? ¿O tal vez castas?
¿Tendrían políticos, sindicalistas? Este al que me
enfrentaba...¿sería de casta guerrera o principesca, o sería un
simple mosquito, un paria? No, no lo parecía. Además, sería una
afrenta que un mosquito del montón me estuviera dando la guerra de
esa manera. Me divirtió la idea de que me enfrentaba a un mosquito
de la casta guerrera ¿Tendrían sus academias militares? ¿Tendrían
los mosquitos ejército de tierra? ¿Reencarnar como mosquito es una
evolución o un retroceso? ¿Será éste la reencarnación de un
antiguo guerrero que paga un karma?
(Marlone, déjalo ya y
lárgate..Deliras...)
No...no lo dejo. Una tensión
en el abdomen me impulsó a seguir. Tengo edad suficiente para saber
que esos apretones cósmicos deben ser seguidos sin vacilación. Por
esos días había estado leyendo a Schopenhauer. Este filósofo
señala que cuando uno llega a cierta edad y evoca su vida, ésta
parece haber tenido un orden, un plan, como si la hubiera compuesto
un novelista. Acontecimientos que en su momento parecían
accidentales e irrelevantes, se manifiestan como factores cruciales
de una trama elaborada.
¿Quién compone esa trama?
Schopenhauer sugiere que, así como nuestros sueños incluyen un
aspecto de nosotros mismos que nuestra conciencia desconoce, nuestra
vida entera está compuesta por la voluntad que hay dentro de
nosotros. Y así como personas a quienes conocimos por casualidad se
convirtieron en agentes decisivos en la estructuración de nuestra
vida, también nosotros hemos servido inadvertidamente como agentes,
dando sentido a vidas ajenas. La totalidad de estos elementos se une
en una gran sinfonía, y todo se estructura inconscientemente con
todo lo demás. Es el grandioso sueño de un solo soñador, donde
todos los personajes del sueño también sueñan...¿Qué significado
tiene, entonces, la aparición de este mosquito?
(Marlone...¡por favor!...)
El apretón cósmico me
empujó hacia el ordenador. Sabía que algo iba a pasar...Lo
presentía. En la tradición indostánica de Los Vedas se puede leer
que hay dos síntomas que revelan cuándo una persona se encuentra en
el camino hacia la Iluminación. El primero es una despreocupación
casi total por los problemas materiales. Las cosas pueden ir mal,
pero ya no molestan. La paz es el estado común y corriente. El
segundo síntoma consiste en la aparición recurrente de eventos
sincronísticos. Las coincidencias con significado ocurren cada vez
con más frecuencia. En esos casos me dejo llevar por el pensamiento
intuitivo, por el lado activo del infinito.
El irremediable Google
desplegó la primera página de millones de entradas para la palabra
“mosquito”:
*Costa de los Mosquitos en
Honduras y Nicaragua, sus habitantes se denominan miskitos...
-¡Mira tú!
*Hooke, el secretario de la
Royal Society, ilustra por primera vez la larva del mosquito en su
famosa obra Micrographia...
-¡Vale!
*Existen 3500 especies
registradas.
-¡Vaya!
*Existen en todo el planeta.
-Pensaba que eran
tropicales...
*Golfo de Los Mosquitos en
Panamá...Caño Zancudo, Zancudal y El Mosquito, en Venezuela..
*Reino de Mosquitia,
protectorado británico en Nicaragua (1830).
-Los británicos haciendo de
las suyas...
*Todas las lenguas tienen un
término para la palabra mosquito: bagg (ärabe), mogi (coreano),
bung (chino), saaski (finlandés), yatuch (hebreo), knops (ruso), mbu
(swahili), moustique (francés) moscerino (italiano)...
*Mosquito macho: los machos
sorben néctar y jugos vegetales. Son chupadores, sin causar
molestias a nadie.
*Mosquito hembra: sólo
pican las hembras. Necesitan extraer la sangre para la maduración de
los huevos. Precisan las proteínas de la sangre (hematófagos).
-¡Así que eres chica!
-dije en voz alta, mientras miraba al mosquito inmóvil en el techo.
*Viven entre dos semanas y
un mes, según la especie.
Me quedé pensativo... El
ardor guerrero se fue diluyendo y ya casi no quedaba nada de él al
anudarme la corbata. Mientras cerraba la puerta y bajaba las
escaleras me decía que sí, efectivamente, había sido una
sincronía...